Tú quieres besos. Lo sé.
Empiezo a amarte.
Yo también
los quiero. Lo sabes.
También empiezas a amarme.
Comprobemos si tú buscas los míos y si son los tuyos los que
yo espero. Sin tapujos. No queda tiempo.
Y no te digo besos sabios, no.
Te hablo de besos húmedos
y largos,
de saliva ligeramente dulce, de los que tienen el efecto en el alma
deseosa que en el cuerpo el agua fresca, no fría, fresca, después de correr un
camino de aguas también.
Tú me entiendes, me conoces, me amas.
Es lo mismo.
A estas alturas, los
dos hablamos hebreo.
Sentido un instante, el 31 de marzo de 2012, hacia el
mediodía.
Hacia tanto tiempo que no leía nada más hermoso. Belleza pura. El deseo...
ResponderEliminar¡Felicitaciones "de vez en cuando renacer": ¡Grande! Uno quisiera conocer a quien ya conoce fuerte, pero es anónimo/a.
El vértigo del tiempo (Blog)
joseluis
Gracias, José Luis.
ResponderEliminarTus palabras halagan mi alma femenina.
Ojalá te agrade lo que está por llegar.
"Conocerte fue el relámpago..." (Salinas, La voz a ti debida), mi querida desconocida...
ResponderEliminarQué difícil encontrar a alguien y coincidir en el mismo momento, verdad?
ResponderEliminarY qué bonito poderlo compartir, aunque solo sea: por un instante,... más si es así de intenso
Preciosa manera de expresarlo...
Espero seguir disfrutando leyéndote!